jueves, 8 de diciembre de 2011

Vida


La vida es un intento
que se repite
o se estanca.
No triunfa,
siempre acaba.

La vida es un intento
que se repite
y avanza
y en su paso
la huella marca.

La vida es un intento
y su fuerza
impulsa o retrasa.

La vida es un intento,
un intento de nada.

Pintura: Paul Gauguin
La pérdida de la virginidad.

viernes, 18 de noviembre de 2011

El Aprendiz De Brujo

Ya se ha ido el viejo brujo.
Desde ahora vivirán
sus espíritus según
ordene mi voluntad.
Sus gestos, actos,palabras
y usos en la mente guardo,
y con fortaleza de ánimo
yo también obro milagros.

Late, late
un buen rato,
para que de este modo
agua mane
y con chorro abundante
por el baño se derrame.

Ven ahora, vieja escoba,
obedece a mis palabras
y coge estos sucios trapos,
mucho tiempo has sido esclava.
Te pondrás una cabeza,
andarás sobre dos patas.
Date prisa, que en seguida
me traerás un cubo de agua.

Late, late
un buen rato,
para que de este modo
agua mane
y con chorro abundante
por el baño se derrame.

Mirad, ya baja a la orilla,
ya se encuentra junto al río
y rápida como un rayo
regresa a verter el líquido.
Por dos veces ya lo ha hecho.
Veis, la pila se dilata,
¡veis cómo se va llenando
un cubo tras otro de agua!

¡Para, para!
Pues ha llegado el momento
en que tus dones
ya nos bastan.
¿Qué pasa? ¡Qué sufrimiento!
He olvidado la palabra.

La palabra por la cual
vuelve a ser lo que antes era.
¡Ay, cómo corre y transporta!
Si la vieja escoba fueras...

Trae una y otra vez
más cubos y más agua,
cientos de ríos, ay,
sobre mí se derraman.

Por más tiempo
ya no puedo consentirlo.
Te voy a coger.
Eres un maligno.
Más y más me embarga el miedo.
¡Qué miradas y qué gestos!

Maldito engendro del diablo,
¿quieres inundar la casa?
Veo en todos los umbrales
a raudales fluir el agua.
Escoba maldita
que no quiere oírme,
palo que antes eras,
¡para y ponte firme!

¿No quieres dar
por acabada tu faena?
Voy a cogerla,
voy a atraparla,
con hacha buida y certera,
cortar la vieja madera.

Viene otra vez trayendo agua.
La atacaré ahora mismo.
Caerás en seguida, duende,
crujiendo te dará el filo.
En dos partes se ha escindido;
sí, de verdad he acertado.
Ahora viene la esperanza,
y respiro liberado.

¡Ay, qué horror!
Son dos palos.
Se levantan como esclavos.
En un santiamén
están listos, preparados.
¡Ayudadme, altos poderes!

¡Cómo corren! Más se mojan
la sala,los escalones.
¡Qué terrible inundación!
Mi señor, ¿por qué no me oyes?
¡Es terrible la desgracia!
Ahí viene por fin mi dueño.
He invocado a los espíritus
y no me desprendo de ellos.

"¡Todas al rincón,
escobas, escobas!
¡Esto se acabó!
Espíritus, os invoca
sólo para sus objetos
el anciano maestro."

J.W. Goethe
Traducción A. Kovacsics



Imágenes: Fantasía (película)
Disney

jueves, 20 de octubre de 2011

Impulso



Egoísta impulso que emerge,
adentro de la carne.
Hierva que brota
con furia contra la tierra que resiste.

Se genera y avanza.
inútil es tratar de detenerlo.
Tras su paso por el campo
muertos quedan los cuerpos
que un instante lo albergaron.

Y así de cuerpo en cuerpo
de vida en vida
el impulso sigue su curso.
Onda que no rebota.

¿y dónde quedo yo
Tras el espantoso cruce
de esta onda por mi cuerpo?

lo destroza, lo hiere,
lo agita, lo goza, lo vive,
lo ahoga, lo mata.

¿y dónde quedo yo?
¿habitare en un recuerdo?
¿seré un trozo de nada?
Maldita consciencia,
saber que estoy vivo.

Pintura: Joan Miró.
Mujeres y pájaro al claro de luna (1949)

domingo, 16 de octubre de 2011

Sin Sentidos


Por mi cuerpo pasa.
Onda energética.
Arranca de mi ombligo.
Se corta y se recorta.

Va a mi boca,
la chupa, la succiona.
En mis ojos se clava,
¡que dolor y que ceguera!

¡ver la vida para no verla!

De los ojos al oído.
Ahí no hice escucha.
Improperios, insultos, gritos,
susurros, gemidos y llantos.

¡Voces callen!

¡dejá mi corazón tranquilo!
¡para allá no te muevas!
Mudo, ciego, sordo.
Pero no descorazonado.

Piintura: Wassily Kandinsky
Color study

jueves, 15 de septiembre de 2011

El Rey


Tu cetro se ha roto
Dejaste de ser rey
Y no por abdicar
Sino por perder tú corona.

Tú cetro se quebró
Sus piedras se cayeron
Su brillo se opaco
Tú capa esta manchada.

Ya la corte no te ve
Con los ojos de un siervo
Te ven como un mortal
Frágil, desnudo, indefenso.

Dejaste de ser rey
Para convertirte en lo que haces,
Amar y odiar.
Tú hombre.

jueves, 17 de febrero de 2011

Sonido Azul




Ahí se encontraba ella, encerrada en su cuarto con la luz apagada, sus oídos vibraban con los sonidos repetitivos y chispeantes que cambiaban en ondulaciones progresivas. Su intención era apaciguar su enojo, pero pasaba el tiempo y ni siquiera la música que más le gustaba lo lograba. Quería sólo desaparecer, entre la penumbra de su cuarto, quería que todo a su alrededor desapareciera, o que por arte de magia, su cuerpo se avaneciera entre aquellos sonidos electrónicos que salían de los auriculares de su reproductor.

Martha, una de sus mejores amigas, le había dicho la tarde anterior que no se enojará, que el hecho de que ella no tuviera mamá no debería importarle. Su mejor argumento, -en el intento de animarla, era que se fijará, la mayoría de los chicos del curso vivían con sus padres separados, y los que tenían la “fortuna” –usando un tono sarcástico, de tenerlos aun en pareja, ni siquiera los veían, porque nunca estaban juntos, ya que trabajaban todo el tiempo. “y cuando los ves, es peor, sólo reclamos y reproches, estudia, no salgas, haz esto, haz lo otro”. Pero estas palabras no logran apaciguar a Jana. Martha insistía “para qué quieres tener una mamá al lado, mira la mía, siempre esta discutiéndome todo el tiempo, es una pesada, no la aguanto, prefiero estar acá con tigo, y tu mal humor, que en casa soportándola”. Jana pensaba que Martha era medio yegua al decirle esto, pero sabía que lo hacia con la mejor intención, y que esa era la forma en que le salía.

Esa tarde, luego de que se despidiera de Martha en la puerta del colegio, Jana se puso a caminar. Iba como por inercia, en una dirección sin rumbo, esperando que el tiempo pasará, no quería llegar a casa, sabia que esa casa, era la confirmación de una ausencia. Al llegar se encerró en su cuarto como venia haciéndolo desde que vio, sin querer, unos documentos de su padre, que al principio no entendió, pero que luego se convirtieron en preguntas y dudas sobre su origen y sobre la ausencia de su madre.

Dentro de todas las cosas que pasaban por su cabeza, pensaba que su situación no se podía comparar con la de los otros chicos del curso, no era que estuviera mal, sólo que pesaba en esa ausencia, era un anhelo que entre más lo pensaba más crecía. Si pudiera buscarla, pero para qué –pensaba.

Empezó a fantasear que tener un mamá era tener cerca de alguien que la quisiera y la cuidara, no era que no la hubieran cuidado, sino que imaginaba como sería el cuidado de su madre. Tampoco le faltaba amor, su padre se había encargado de ser todo lo cariñoso y protector, que hubiese querido, la complacía en todo lo que ella quería. Pero con lo que no podía Jana, era vivir sin saber quien era su mamá. Tal vez si no se hubiesen enterado su vida seguiría siendo esa linda ilusión.

No había nada, ni una foto, ni un registro, ni un ápice para saber sobre el lugar, o el paradero de su madre. “por qué lo hizo, que la llevo a entregar su cuerpo de esa manera”, sabia que al hacerse estas preguntas un dedo de juicio se levantaba sobre su padre, y esto la enojaba, él que ha sido tan bueno con ella, no podía ser a la vez tan egoísta.

Esas ideas le venían sueltas, y ella trataba de liberarse de ellas tan pronto aparecían. Su padre era un buen tipo, un hombre trabajador, amoroso, sensible a sus necesidades, que en compensación de esta ausencia, había construido una mundo lleno de personas lindas y amorosas, que por momentos le hacían olvidar su origen, y la hacían sentir privilegiada. Ser una privilegiada era la contra cara de su sentimiento de ser una rara, como Frankeistein, un ensayo bien logrado de laboratorio.

Nadie sabia que ella lo había descubierto, ni la propia Martha, y estaba decidida a mantenerlo en secreto, para seguir siendo común, corriente, como todos creían que era.
Ademas Martha tenia razón –pensó, La pobre vivía en una familia que era un caos, ya todos en el colegio sabían que Carlos el hermano de Martha tenia problemas con las drogas, y que la amenaza de internarlo en una clínica era cada vez más realista. El padre de Martha le era cínicamente infiel a su esposa, y ella por vergüenza, se había recluido en su casa como una empleada domestica de su propia familia, cosa que molestaba profundamente a Martha quien veía a su propia madre con repudio, por no tener agallas de afrentarse a ese canalla que era su padre. Martha se aferraba a Jana huyendo de esta familia, y ella huía a su oscura habitación.

Sin embargo no era consuelo para ella pensar que la situación de su amiga era mucho peor que la suya. Por el contrario, la vida familiar de Martha, y su continuo refugio en su casa, la había llevado a quererla, de una forma tan cercana, como se imaginaba que podría ser el cariño que sentiría por su madre. Disfrutaba de su compañía, de sus charlas, de sus caricias y de sus besos. Martha tenia un carácter fuerte y siempre la alentaba a no enrollarse en ilusiones y reproches. Junto a ella la vida era algo que se podía disfrutar, como solo ellas dos podían hacerlo, juntas, queriéndose.

Jana cambio la pista que sonaba porque en este mar de pensamientos revueltos se había vuelto monótona. Un sonido fresco y electrizante cambio la vibración de sus oídos. Por un momento su cuarto se ilumino con una intensa luz azul. Ella pensó que esa luz sería parecida a la primera luz que vio en su nacimiento, se rió un poco, recordó que a veces el porro hace que se piensen boludeces. Se acomodo en la cama y quiso pensar seriamente que si pudiera recordar ese momento, tal vez seria el único recuerdo que tendría de esa mujer que alquilo su vientre para que ella se convirtiera en la hija de su padre y ahora en la novia de Martha.

Pintura: Wassily Kandinsky
Círculos (1926)