martes, 26 de junio de 2012


Recetario

Vivimos en un tiempo de recetas, las hay para todo, no podría faltar la receta para hacer un poema. Por lo menos intente usted seguirla, -ya que seguramente no va a convertirse en uno de sus hábitos-, le servirá como guía para hacer poemas de emergencia.
Para hacer un poema lo impórtate es, como toda creación, las ganas. Para esto hay que juntar las ganas. Con haber nacido ya se tienen unas cuantas, y con haber vivido unos años se obtienen otro tanto, pasados los treinta ya se tienen suficientes…
Las ganas no tienen que ser ni muchas ni pocas. Lo importante es que sean suficientes, por ejemplo: algunos juntan sus odios, que son cosas ásperas y abundantes en la humanidad. Muchos no quieren llevar sus odios a cuestas y por eso los tiran en un bote de basura, pensando ilusoriamente que así limpian sus vidas.  Sin embargo quienes reconocen sus odios, como propios o ajenos, juntan las ganas suficientes de escribir un poema ¿poetas malditos? –no por qué.
Otros juntas las ganas, de las ganas de los otros. Es una mezcla de deseos libidinosos propios, con idealismo, conquista, narcisismo y erotismo. El resultado, un poema de amor. Estos poemas, paradójicamente, siempre surgen de las ganas más egoístas y onanistas. Suelen convertirse en poemas universales.
Para hacer un poema se necesita tener algo que decir, pero no cualquier cosa. Ese algo, tiene que estar en el punto exacto en donde no alcanzan las palabras para decirlo. Es ahí donde comienza la búsqueda del poeta, en ese momento de querer decir algo y no tener las palabras para decirlo. Es difícil captar ese momento por eso algunos poetas no escriben, no cantan, no versan, no riman.
En la búsqueda de la palabra justa, del tono necesario, que imprima la calidez o frialdad de la emoción que se transita, el poeta usa las palabras de su lenguaje, que siempre le resulta impropio, corto e insuficiente. Lo artístico reside en la composición, la mezcla, el ajuste y desajuste, el juego, el uso y el desuso de los recursos de sentido y sinsentido, las sonoridades y las imágenes, incluso el juego con las formas de las letras, los renglones, los espaciados. Es muy difícil lograr un resultado satisfactorio, la tendencia es a quedarse corto, apenas a punto de decir lo que se quería, incluso en ocasiones el resultado es inesperado, contrario y toma al poeta por sorpresa. El suicidio es común en los poetas.
Para hacer un poema no hay que tomarse las cosas ni muy en serio ni muy vagamente. Hay que trabajar en la habilidad de reconocer lo bello y lo feo, en su contraste, uno y otro se resaltan o se opacan, y como toda dualidad no pueden ser lo uno sin lo otro. Una flor en un pantano, su belleza resalta, no por si misma, sino por la ayuda que recibe de su continente, si estuviera entre flores difícilmente se destacaría.
Por último para hacer un poema no es necesario estar loco, aunque existan muchos locos que son excelentes poetas. Si es necesario que algo de la realidad se pierda, se transgreda, se traspase, para que algo pueda ser creado en la realidad. Por eso los genios poetas son aquellos que pudieron ser sensibles a algo que los demás no han experimentado.

Pintura: The false mirror
Autor: Magritte