viernes, 22 de agosto de 2008

Alguien intento poner fin a su vida.


Mucho se ha hablado del suicidio en esta época, es un hecho que aparece en la vida de las personas cada vez con mayor frecuencia, no sólo como actores del mismo (al momento de intentarlo o consumarlo), también afecta a personas cercanas: familiares, parejas y amigos, produciendo un impacto emocional que los perturba y confunde ¿Qué pasa con ellos en un hecho como este? Estudios científicos, estadísticas, explicaciones psicológicas, entre otros, se centran en quien intenta quitarse la vida pero deja de lado a quienes están próximos.

Ante una tentativa de suicidio la mayoría de las personas atraviesan por varias experiencias que traen consigo una respuesta emocional alta. La confusión es una de esas primeras manifestaciones, suele venir acompañada con sentimientos contradictorios hacia la persona que intentó suicidarse y hacia sí mismo. Cuando el intento termina en muerte se suelen indagar las causas y posible responsabilidad o culpa. Esto surge como un intento inconsciente de reparación, pero en la mayoría de las ocasiones produce más sufrimiento ya que el suicidio es un hecho traumático y complejo, de no fácil resolución. Con el tiempo y de forma varianda, en cada persona se inicia un proceso de duelo que puede ser similar al que se lleva a cabo en otros tipos de fallecimientos.

Cuando el suicidio se queda en la etapa de tentativa, las circunstancias hacen que se tenga que actuar de forma rápida. El sentido humanitario no permite en estas circunstancias dejar morir a una persona (en el caso de la eutanasia que es un suicidio asistido la situación cambia al plantear el dilema ético del derecho humano a morir dignamente). Trasladar a quién se auto infringió daño a un centro asistencial y proporcionar los cuidados necesarios para asegurar la sobrevivencia suelen ser las conductas más comunes. Una vez dejado en manos de los médicos, viene la preocupación por el pronóstico clínico, las secuelas y las medidas de precaución que deben tomarse para evitar un nuevo intento de suicidio. Para ello, a veces se suelen implementar a custodios o se vigilia de forma rigurosa. Esta situación acrecienta la preocupación y ansiedad de los allegados.

La aparición de pensamientos de culpa y autoreproche suele ser común. La tendencia a buscar las causas y la sorpresa por no haber advertido señales previas, creyendo haberlas ignorado u omitido, causan aflicción, tristeza, ira y dolor. Las personas cercanas a quien intentó suicidarse suelen tener comportamientos atípicos como la sobreprotección, la agresión o indiferencia, dejando de lado los propios sentimientos ante la situación porque toda la atención está puesta en la persona que necesita cuidados. Algunas veces los miembros de la familia hacen alianzas para proporcionarse apoyo mutuo, pero en ocasiones se distancian entre todos y cada uno vive por separado su propio drama. Esto hace que el proceso sea más difícil y doloroso.

Muchas veces no se comprende claramente por qué un ser cercano intenta quitarse la vida. En ocasiones el personal encargado del cuidado médico y psicológico no explica o informa de forma clara sus hallazgos y la situación del caso, otras veces suelen ser muy crudos y dar solamente datos muy complejos o respuestas ambiguas. Esto lleva a que se tienda a especular sobre el acontecimiento o se hagan suposiciones sobre el acto con motivos que suelen estar alejados de la situación. Se desconoce, por ejemplo, que muchas causas de la tentativa de suicidio pueden ser totalmente subjetivas; es decir, que no están motivadas por sucesos externos.

El malestar subjetivo de una persona que atenta contra su vida puede estar afectándolo desde años y asociarse con lo que en psiquiatría se conoce como trastorno de la personalidad, del estado de ánimo, de adaptación entre otros. Desconocer esto hace que haya un choque de las personas cercanas con quien intentó el suicidio ya que se va a considerar el acto como algo que va en contra de las creencias religiosas y morales omitiendo el estado psicopatológico de anterioridad.

El suicidio como otras de las situaciones extremas de la vida nos lleva a plantearnos el sentido de la misma, su devenir, su valor. Cada persona tiene una forma propia de asumir su vida y cada acto que se lleve a cabo repercute en las personas cercanas. Muchas discusiones éticas, religiosas y morales han abordado el tema, sin embargo lo único claro que se ve en este panorama es que las personas sufren. Afectados por esta realidad los unos y los otros se enfrentan a una situación límite. Pensar el suicidio de forma diferente y buscar ayuda puede proporcionar alivio y comprensión; el aislamiento, el silencio y la falta de expresión de las emociones no suelen ser útiles.